Almería como ciudad

martes, 19 de junio de 2012

Almería desde la Alcazaba
Almería (del árabe andalusí المرية al-mariyya, y éste de مرأى mara'à, que significa mirador o vigía, porque su función inicial era proteger la ciudad de Bayyana, actual Pechina) es una ciudad costera y portuaria española, capital de la provincia homónima en Andalucía.

Culturalmente, es famosa por la alcazaba, el cargadero de mineral (también conocido como Cable Inglés), la catedral, su cercanía al desierto de Tabernas, el museo arqueológico de la ciudad, el cultivo en invernaderos, y el turismo. En 2005 fue sede de los Juegos del Mediterráneo. Posee un aeropuerto internacional.

La ciudad de Almería es la ciudad europea con más horas de sol, 2.965 al año. La temperatura media anual es de 18,7°C, y la de sus aguas en invierno es más cálida que la del aire.

La ciudad, históricamente, ha tenido siempre su expansión y crecimiento urbanístico hacia la zona noreste, especialmente hacia levante. A lo largo del año, se producen aguaceros muy fuertes en cortos espacios de tiempo ocasionando unos resultados catastróficos (como la tromba ocurrida en 1826). Este es un elemento que ha condicionado el desarrollo urbanístico de la ciudad, ya que numerosos barrios de la ciudad surgieron para dar alojamiento a la población afectada por este tipo de inundaciones y catástrofes.

Los elementos físico-naturales han contribuido notablemente a estructurar el tejido actual de la ciudad; un ejemplo claro es la red de ramblas que discurrían por el casco urbano y que hoy día están perfectamente integradas en el tejido urbanístico. Así vemos que se conservan los nombres de Rambla Alfareros, Rambla de Obispo Orberá o Rambla de Belén entre otras muchas, actuando en la actualidad como avenidas, calles y paseos comerciales. Concretamente, la Rambla de Belén actuó como una especie de frontera urbanística en la ciudad hasta mediados del siglo XX, momento en el que la expansión urbana salta hacia oriente, lugar en el que hoy se desarrollan los nuevos crecimientos y ensanches urbanos.

Almería adquirió el rango de ciudad durante la etapa musulmana. Con la construcción de la Alcazaba, se ideó todo un recinto amurallado de la ciudad que descendía desde la fortificación hasta llegar al mar (lo que hoy es Calle La Reina), conteniendo en su interior al barrio de La Medina. En este barrio era remarcable la presencia de la Mezquita Mayor, actual iglesia de San Juan. El eje viario principal de esta zona fue la Calle Real. Tras la caída del Califato se inició un proceso de crecimiento que sobrepasó el recinto amurallado, por lo que la población comenzó a situarse tanto en la zona de levante cono en la de poniente.

Tras la conquista cristiana, en 1489, la ciudad entró en una profunda crisis. Se sucedieron un conjunto de hechos que hundieron la plácida estabilidad. Uno de ellos fue el terremoto de 1522 que destruyó por completo la ciudad musulmana. Otro acontecimiento desastroso fue la definitiva expulsión de los moriscos en 1571. La construcción de la catedral a las afueras de lo que fue la ciudad musulmana constituyó el nacimiento de lo que iba a ser en el futuro la nueva Almería. Se consolidará en torno al recinto amurallado hasta llegar a lo que hoy es Puerta de Purchena, uno de los accesos a la ciudad, y el Paseo.

Interiormente, la población se organizaba en dos vías principales, la norte-sur (Calle Real) y la este-oeste (Calle Las Tiendas). Como lugar de espacimiento se construyó la actual Plaza de la Constitución (conocida en la época como la Plaza de Cañas y aún hoy popularmente como Plaza Vieja), en donde se situó la Casa Consistorial en 1656. Durante esta época se edificaron diversos templos y conventos, como los de San Francisco, Santo Domingo y la Trinidad, ninguno de ellos hoy en pie.

Iniciado el siglo XVIII se mejoran considerablemente las condiciones sociales y económicas. Desaparece en Almería el peligro de los desembarcos piratas berberiscos, se producen mejoras en la agricultura y se reactiva el comercio en el puerto. Se mejoran las técnicas de pesca y surge la explotación minera que tanto esplendor dará en el siglo siguiente. Como consecuencia, se dio un intenso proceso de densificación tanto en el interior del recinto amurallado como en las zonas de extramuros, surgiendo nuevos barrios en torno a los antiguos caminos de acceso a la ciudad, quedando éstos convertidos en actuales calles. Entre estos barrios surgen el de Las Cruces, que discurre por la conocida hoy como Calle de Granada (actual barrio de Alfareros y zona de Plaza de Toros); el Barrio Nuevo estuvo localizado en las cercanías de La Rambla Belén; el barrio de Las Almadrabillas se situó en las proximidades de la desembocadura de dicha rambla, donde se asentaron sobre todo familias de pescadores.

A lo largo del siglo XIX se sucederán unos factores que repercutirán en la nueva fisinomía urbana: la minería y la explotación de la uva. El fuerte proceso de hacinamiento en los barrios de la ciudad empeoraron la calidad de vida de la población. El intento de solucionar este problema vino en la segunda mitad de siglo a manos de la rica burguesía; se prentendía poner en uso las propiedades eclesiásticas a través de su desamortización. Esta ocupación de los terrenos conventuales (San Francisco, Santo Domingo, Santa Clara y La Trinidad) proporcionó la construcción de una serie de viviendas destinadas a las clases sociales más acomodadas. Otra medida tomada fue la remodelación del casco antiguo, basado sobre todo en el alineamiento de las calles y el acondicimiento de plazas y jardines.

La intervención urbanística más importante de este siglo estuvo relacionada con el derribo del recinto amurallado de la ciudad, el cual impedía el crecimiento. Este hecho descongestiona el centro, reubicándose a la población el la zona del puerto y la vega, acomitiéndose la construcción de plazas y amplias avenidas por donde antes discurrían las murallas, los mejores ejemplos son la actual Puerta de Purchena, corazón de la ciudad, el Paseo de Almería, eje comercial y financiero de la ciudad, y el Paseo de San Luis, hoy Parque de Nicolás Salmerón, el pulmón verde de la urbe.

La remodelación del casco antiguo consistió en remodelar los barrios de la Catedral, del Hospital, San Pedro, La Coca (hoy zona de Calle Las Tiendas), La Almedina y la Calle Real. El barrio del Paseo de Almería se caracterizará por tener un acusado carácter burgués en sus construcciones. A la par, se fueron diseñando barrios limítrofes para la clase obrera que acudía a trabajar en la uva o en la minería. Ejemplos son los barrios de La Chanca, el barrio de Los Ángeles (ocupando el lugar del antiguo cementerio de Belén, trasladado a su ubicación actual en 1867). La zona de la Plaza de los Toros complementan el amplio auge urbanístico de estos momentos. El siglo finaliza con el encauzamiento de la famosa Rambla de Belén. Se comenzaron las obras a raíz de las terribles inundaciones ocurridas en la madrugada del 11 de septiembre de 1891. La canalización se desarrolló entre 1894 y 1897.

El siglo XX comenzó con una grave crisis, que se agravó con la Primera Guerra Mundial, hecho que motivó la paralización de todos los planes urbanísticos. La ciudad también sufrió los estragos de la Guerra Civil, tanto por el padecimiento entre sus habitantes como por la destrucción ocasionada por los bombardeos. Se llevó a cabo la construcción de una importante red de túneles subterráneos que permitían dar cabida a múltitud de personas en los momentos de ataques. Tras la contienda, los principales intereses fueron reconstruir el patrimonio dañado por la guerra y dar solución al deficit de vivienda. En los años cuarenta se desarrollaron labores de acomodación de los sectores más humildes de la sociedad, situándolos lo más alejados posibles del centro. Los barrios situados más en la ciudad y en la costa fueron destinadas a clases más acomodadas. Estos barrios son Ciudad Jardín, Pescadores (hoy conocido como El Zapillo, Barriada de Regiones Devastadas y Casitas de Papel (en lo que hoy es Rambla Amatisteros).

A partir de 1950 se desarrolló un proyecto tanto de reforma interior como de expansión. Se acometieron nuevas alineaciones de las calles y ensanches en los terrenos situados en las cercanías de Rambla Belén. A la par se fueron creando nuevas vías de comunicación en sentido Oeste-Este (amplias avenidas hoy, como San Juan Bosco, Carrera del Perú o Gregorio Marañón). Se comenzó a diseñar lo que hoy es la Avenida Cabo de Gata y la actual Avenida del Mediterráneo (el nuevo centro comercial de la ciudad). Pero desgraciadamente, este nuevo crecimiento urbanístico se va conocer por el intenso aprovechamiento del suelo reflejado en el tipo de edificios que se construyen, dispuestos en gran altura, muy estrechos y dejando un entramado de calles y patios muy estrechos.

A partir de los setenta, nuevos barrios se fueron desarrollando en torno al centro urbano; estos son La Fuentecica - Quemadero, Barrio de la Esperanza, La Caridad, Los Ángeles y Araceli, Piedras Redondas, Los Almendros, Barrio San Luis y El Barrio Alto, Oliveros, Nueva Andalucía, Gachas Colorás, Tagarete y Quinientas Viviendas, Los Molinos y El Puche, y más recientemente Cortijo Grande y Nueva Almería.

En el nuevo siglo, los retos de la ciudad se siguen centrando en el rápido crecimiento urbano (sobre todo en los barrios de La Pipa, La Vega de Acá, El Toyo y Retamar, La Cañada de San Urbano y El Alquián), la necesidad de un buen acondicionamiento de estas nuevas zonas (en instalaciones deportivas, parques y jardines, zonas de esparcimiento y ocio, complejos sanitarios...) y, a la par, en el deseo de unir la nueva ciudad con el casco antiguo, aún pendiente de entrar en un necesario y urgente plan de remodelación total.

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